La figura del docente, piedra angular para una educación de calidad

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Docente, el 5 de octubre, desde las entidades que conformamos la Campaña Mundial por la Educación en Andalucía queremos destacar el papel esencial que desarrolla el profesorado, educadoras, educadores y todo el personal de apoyo en el proceso de aprendizaje.

Con la experiencia de la Covid 19 muy cercana en el tiempo, y reconociendo a la figura docente como base fundamental en el mantenimiento de la educación durante la pandemia, queremos destacar que el papel del profesorado es la piedra angular de la educación en todo tipo de crisis, como guerras y conflictos que vemos a diario en las noticias, y que amenazan constantemente al acceso y a la calidad de la educación. Ucrania, por su cercanía geográfica y mediática, puede ser el primer lugar que se nos viene a la mente, pero existen muchos lugares en el mundo (Afganistán, Siria, los refugiados Rohingyá en Bangladesh, y un largo etcétera de conflictos olvidados en África) donde la educación, un derecho básico y clave para la consecución de los demás derechos, no está ni mucho menos garantizada.

No obstante, a pesar de la importancia que tiene la educación para el presente y futuro de las sociedades, el gremio docente es uno de los menos reconocidos y valorados a nivel global: mención aparte de la terrible falta de profesorado, en muchos países del mundo, la mayor parte del personal docente se siente infravalorado y ganando un sueldo que apenas le da para vivir. Otros encuentran numerosos obstáculos a la hora de innovar o plantear nuevos retos a sus estudiantes.

El sector educativo es clave para el desarrollo, independencia y sostenibilidad de las naciones y, por ende, desde la Campaña Mundial por la Educación creemos que los Estados deben demostrar su relevancia a través de unas mejores condiciones en cuanto a su formación y a su sueldo. Para garantizar que “estar en la escuela” signifique “aprender” debemos asegurar que cada nuevo profesor, cada nueva profesora -y uno de los ya existentes- tengan una formación inicial y continua de calidad. Sin embargo, la realidad es que a día de hoy muchas niñas y niños acaban la educación primaria sin apenas saber leer o escribir.

Sin profesorado, una escuela es sólo un edificio, y sin profesorado bien formado, la escuela no es sinónimo de educación de calidad. Una cuestión fundamental es la escasez de docentes. Se calcula que se necesitan 69 millones más de profesoras y profesores en todo el mundo para lograr una educación de calidad para todos en 2030. Especialmente complicada es la situación en África Subsahariana, donde más del 70% de los países se enfrentan a una carencia de docentes de primaria y, sobre todo, de secundaria. Sólo en esta región se necesitan 15 millones de profesoras y profesores más para alcanzar los objetivos relativos a la educación en 2030.

Asimismo, existen grandes desequilibrios de género en la plantilla docente a nivel mundial. La carencia de mujeres docentes es especialmente preocupante en  contextos como África u Oriente Medio, donde tener una profesora puede ser determinante para facilitar la retención de las niñas dentro del sistema educativo, junto con otros aspectos como disminuir la violencia en la escuela o dar mejores opciones para la higiene menstrual. En otros contextos, como América Latina y Caribe, la profesión docente está altamente feminizada ya que los hombres escogen otras profesiones más reconocidas y remuneradas.

Por este motivo, y bajo el lema “1.000 millones de voces por la educación”, desde la CME trabajamos coordinadamente a nivel internacional, nacional y local, a través de acciones de movilización, trabajo con las escuelas y reivindicaciones políticas con el objetivo de que una educación con nombre y apellidos (inclusiva, equitativa y de calidad) sea una realidad en el año 2030, tal y como se contempla en el ODS 4 de la Agenda 2030.

En concreto, la diversidad y multitud de actores que conformamos la CME (ONGs, universidades, sindicatos, centros educativos,…) reivindicamos un aumento de la financiación en cooperación española en materia educativa para destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), del que un 20% debe estar destinado a la educación; y un 10% de la AOD para Ayuda Humanitaria, del que el 10% debe dedicarse a educación en emergencias. Esto requiere establecer un plan de metas anuales de cara a 2030 para cumplir estos compromisos.

Más allá de las palabras y las buenas intenciones en tratados y cumbres mundiales, las cifras siguen dando pavor y mucha vergüenza. A día de hoy, 132 millones de niñas y niños siguen sin asistir a la escuela primaria y al primer ciclo de secundaria, con poca o ninguna esperanza de aprender a leer o escribir, o, lo que es lo mismo, con poca o ninguna expectativa de salir de la pobreza.