Justicia social para una prosperidad sostenible

Vivimos en una época en la que la actividad humana está alterando drásticamente nuestros sistemas ecológicos de subsistencia. Necesitamos una nueva visión de la economía y su relación con el resto del mundo si queremos crear una prosperidad sostenible. Si buscamos mejorar el bienestar humano y la equidad social, hay que reducir los riesgos ambientales. La economía está integrada en una sociedad y en una cultura que a su vez están integradas en un sistema ecológico vital, y que la economía no puede crecer para siempre en este planeta finito. Desde la CME queremos reivindicar la celebración de este Día Mundial de la Justicia Social, un objetivo al que tratamos de contribuir a través de nuestra defensa del derecho a la educación que, además de un derecho en sí mismo, es una herramienta fundamental para promover la justicia social. 

En noviembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social. El tema de este año es, “Cerrar la brecha de las desigualdades para lograr la justicia social”. La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro los países y entre ellos. Defendemos los principios de justicia social cuando promovemos la igualdad de género, o los derechos de los pueblos indígenas y de las personas migrantes. Promovemos la justicia social cuando eliminamos las barreras que enfrentan las personas debido al género, la edad, la raza, la etnia, la religión, la cultura o la discapacidad. El logro de esta justicia social está también estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Esta celebración intenta impulsar la acción de la comunidad internacional en pos de la igualdad de oportunidades y género, el pleno empleo y el acceso al bienestar para todos los habitantes del planeta. Además, busca comprometer a todos los Estados miembro para erradicar la pobreza y cualquier tipo de desigualdad social. Uno de cada 5 trabajadores todavía vive en pobreza moderada o extrema, las disparidades geográficas impiden el acceso al trabajo decente, muchos trabajadores enfrentan salarios estancados, prevalece la desigualdad de género y las personas no se benefician por igual del crecimiento económico. En 2019, más de 212 millones de personas estaban desempleadas, frente a los 201 millones en años anteriores. Es necesario crear 600 millones de nuevos empleos de aquí a 2030, solo para mantener el ritmo de crecimiento de la población en edad de trabajar.

Para las Naciones Unidas, la búsqueda de la justicia social para todos es el núcleo de la misión global para promover el desarrollo y la dignidad humana. La adopción por la Organización Internacional del Trabajo de la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa es sólo un ejemplo reciente del compromiso del sistema de las Naciones Unidas para la justicia social. La Declaración se centra en garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social, y los principios y derechos fundamentales en el trabajo. El logro de esta justicia social está también estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.