Los niños migrantes y refugiados del mundo actualmente podrían llenar medio millón de aulas

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019 de la UNESCO, Migración, desplazamiento y educación, se publica hoy en presencia de la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, en Berlín. El informe muestra que, en la actualidad, el número de niños migrantes y refugiados en edad escolar en todo el mundo ha aumentado un 26% desde 2000 y podría llenar medio millón de aulas.

El Informe destaca los logros y las deficiencias de los países para garantizar el derecho de los niños migrantes y refugiados a una educación de calidad, un derecho que sirve a los intereses tanto de los educandos y como de las comunidades en las que viven.

El derecho de estos niños a una educación de calidad, aunque se reconozca cada vez más en teoría, es desafiado diariamente en las aulas y en los patios escolares y algunos gobiernos lo niegan rotundamente. En los dos años que han pasado desde la histórica Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes de 2016, los refugiados han perdido 1.500 millones de días de clases.

Sin embargo, se ha avanzado en la inclusión de los refugiados en los sistemas educativos nacionales, como se observa en ocho de los diez principales países de acogida de refugiados. Los defensores incluyen países de bajos ingresos como Chad, Etiopía y Uganda. Canadá e Irlanda se encuentran entre los líderes mundiales en la implementación de políticas de educación inclusiva para inmigrantes.

Como sostiene la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay: “Todos pierden cuando se ignora la educación de los migrantes y los refugiados. La educación es la clave de la inclusión y la cohesión. El aumento de la diversidad en el aula, aunque es un reto para los maestros, también puede mejorar el respeto por la diversidad y es una oportunidad para aprender de los demás. Es la mejor manera de hacer que las comunidades sean más fuertes y más resilientes”.

Refugiados: La mitad de las personas desplazadas por la fuerza en el mundo tienen menos de 18 años. Sin embargo, muchos países los excluyen de sus sistemas educativos nacionales. Los niños que buscan asilo y están detenidos en países como Australia, Hungría, Indonesia, Malasia y México tienen un acceso limitado o nulo a la educación. Los refugiados rohingya en Bangladesh, los refugiados burundeses en la República Unida de Tanzania, los refugiados karen en Tailandia y muchos refugiados afganos en Pakistán solo pueden recibir una educación en escuelas separadas, no formales, comunitarias o privadas, algunas de las cuales no están certificadas. Algunos de estos países de acogida no proporcionan a los estudiantes refugiados la enseñanza de idiomas que necesitan para lograr la integración social y adquirir buenas perspectivas de empleo.

Kenya, por ejemplo, permite que los refugiados se beneficien de su currículo educativo nacional, pero no logra una inclusión total porque sus estudiantes refugiados viven en campamentos donde no pueden interactuar con sus compañeros kenianos. Líbano y Jordania, que albergan el mayor número de refugiados per cápita, no cuentan con los recursos necesarios para construir más escuelas. Por lo tanto, han establecido sesiones escolares separadas, por la mañana y por la tarde, para los niños ciudadanos y los niños refugiados, lo que limita la interacción entre los dos grupos.

El Informe reconoce las considerables inversiones realizadas por países como Rwanda y la República Islámica del Irán para garantizar que los refugiados asistan a la escuela junto a sus ciudadanos. Turquía se ha comprometido a incluir a todos los refugiados en su sistema educativo nacional para el año 2020, al igual que siete países en África Oriental. Uganda ya ha cumplido esta promesa.

Es posible que los esfuerzos por fomentar la inclusión no rindan frutos si los maestros no reciben la formación necesaria. En Líbano, en los últimos dos años, solo el 55% de los maestros y el personal recibieron formación especializada para satisfacer las necesidades de los estudiantes desplazados. Para proporcionar una educación de calidad a todos los refugiados, Alemania necesitaría 42.000 nuevos maestros, Turquía 80.000 y Uganda 7.000.

Los países de ingresos bajos y medios albergan al 89% de los refugiados, pero carecen de fondos para hacer frente a la situación. Los donantes deben multiplicar su inversión en la educación de los refugiados por tres y garantizar un apoyo a largo plazo.

Inmigrantes: La proporción de estudiantes con antecedentes migratorios en los países de ingresos altos ha aumentado del 15% al 18% entre 2005 y 2017. Ahora son 36 millones, equivalente a toda la población en edad escolar en Europa. A las tasas actuales, podría aumentar a 22% para 2030. Pero a los niños inmigrantes no se les da una oportunidad justa de ser exitosos. En 2017, en la Unión Europea, en comparación con los nativos, el doble de jóvenes nacidos en el extranjero abandonaron la escuela. Los estudiantes inmigrantes de primera generación en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fueron 32% menos propensos que los nativos a lograr habilidades básicas en lectura, matemáticas y ciencias en 2015.

Manos Antoninis, Director del Informe GEM, dijo: “Los países no pueden pensar que el trabajo se completa una vez que los inmigrantes están en la escuela. Están siendo excluidos de muchas otras maneras. Terminan en circuitos escolares más lentos o en establecimientos de escasos recursos en barrios con problemas. Sin embargo”, continuó Antoninis, “casi todos los países están firmando dos pactos globales sobre refugiados y migrantes, que contienen varios compromisos educativos clave. Este podría ser el punto de inflexión tan esperado”.

Canadá, que tiene el mayor porcentaje de inmigrantes entre los siete países industrializados más ricos, garantiza que los niños aprendan sobre la migración a partir del segundo grado y ha consagrado el multiculturalismo en su constitución. Irlanda, que tiene el porcentaje más alto de inmigrantes de primera generación en la Unión Europea, logró financiar una estrategia de educación intercultural en medio de una profunda crisis financiera.

Recomendaciones del Informe:

  1. Proteger el derecho a la educación de los migrantes y las personas desplazadas
  2. Incluir a los migrantes y las personas desplazadas en los sistemas educativos nacionales
  3. Entender y planificar para satisfacer las necesidades educativas de los migrantes y las personas desplazadas
  4. Representar con precisión historias sobre la migración y el desplazamiento en la educación para desafiar los prejuicios
  5. Preparar a los maestros de migrantes y refugiados para abordar la diversidad y las dificultades
  6. Aprovechar el potencial de los migrantes y las personas desplazadas
  7. Apoyar las necesidades educativas de los migrantes y las personas desplazadas mediante la ayuda humanitaria y para el desarrollo

Materiales: