Meta 1 del ODS 4: Ningún niño, niña o joven sin educación

En 2015, 196 Estados firmaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que constituyen un plan de acción mundial formado por un conjunto de 17 objetivos ­–cada uno de ellos está dividido en una serie de metas específicas, 169 en total– de carácter integrado, indivisible y universal que deberán alcanzarse en 2030. En ese mismo año nace la Agenda de Educación 2030, marco de acción que incluye tanto la Declaración de Incheon como el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4): “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.

El ODS4 se divide a su vez en 10 metas o pasos necesarios para su consecución: escolarización universal en primaria y secundaria, calidad de la educación, igualdad de género, enseñanza preescolar, acceso a formación superior, alfabetización y aprendizaje de personas adultas, entornos educativos inclusivos, profesorado suficiente, cualificado y motivado, becas y promoción del desarrollo sostenible.

Con motivo de la SAME 2017, que este año se celebra del 24 al 29 de abril, trataremos de familiarizarnos con el ODS4, centrado en el derecho a la educación, y cada una de sus 10 metas.

LA META 1 DEL ODS4: NINGÚN NIÑO,  NIÑA O JÓVEN SIN EDUCACIÓN

Según los últimos datos publicados por la UNESCO en su Informe de seguimiento de la educación en el mundo (GEM, 2016), 263 millones de niños y jóvenes no están escolarizados. La cifra equivale a la cuarta parte de la población de Europa e incluye a 61 millones de niños en edad de cursar la enseñanza primaria (6-11 años), 60 millones en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (12-14 años) y 142 millones de jóvenes en edad de cursar el segundo ciclo de enseñanza secundaria (15-17 años). La mayor parte de ellos vive en el África Subsahariana, donde más de la mitad de los niños no se han inscrito en la escuela.

Son cifras estremecedoras. En primer lugar, porque se está vulnerando el derecho de estos millones de niños, niñas y jóvenes a recibir una educación de calidad. Pero también porque la educación es, sin duda, la herramienta más poderosa para erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y acabar con la exclusión.  Y, sin embargo,  seguimos permitiendo que millones de personas sigan sin tener acceso a la llave para un mundo mejor.

En este sentido, los ODS son un rayo de esperanza. La comunidad internacional se ha propuesto revertir esta realidad y reducir a cero estas cifras a través de la primera meta del ODS4, que plantea velar por que, en 2030, «todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficaces”. No obstante, y a pesar de los avances en los últimos años, no es un reto sencillo.

La falta de acceso a la educación de estos niños, niñas y jóvenes se debe a causas complejas y diversas, como por ejemplo vivir en contextos de emergencia, carecer de recursos económicos suficientes, la discriminación, la desigualdad de género, o una mezcla de todas ellas. Las cifras lo demuestran:

  • En todo el mundo, 63 millones de niños, niñas y jóvenes viven en zonas afectadas por conflictos armados, lo que supone un 24% del número total de niños y adolescentes sin escolarizar.
  • La enseñanza primaria y el primer ciclo de la secundaria son obligatorios en casi todos los países, mientras que el segundo ciclo de secundaria no lo es, motivo por el cual los jóvenes entre 15 y 17 años tienen cuatro veces más probabilidades de no estar escolarizados.
  • Las niñas tienen más probabilidades que los niños de no asistir nunca a la escuela: 15 millones de niñas en edad de cursar la enseñanza primaria no tendrán nunca la oportunidad de aprender a leer ni a escribir. La desigualdad de género en el acceso a la educación es aún más acusada en contextos de pobreza.
  • En los países en desarrollo, la matrícula en la educación primaria ha alcanzado el 91%, pero 57 millones de niños siguen sin escolarizar.

A pesar de lo que pueda parecer, no todo son malas noticias. En el año 2000, los Gobiernos reunidos en el Foro Mundial de la Educación de Dakar reafirmaron su compromiso con la iniciativa Educación para Todos (EPT), comprometiéndose a que todas los niños y niñas del mundo tuvieran acceso a una educación básica de calidad para 2015. El plazo venció hace algo más de un año y, si bien la meta de universalizar la educación primaria no se ha cumplido por completo, los avances son innegables: el número de niños y niñas sin escolarizar en la educación primaria se ha reducido en más de un 40% desde 1999.

Ahora, a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –y en concreto la meta 1 del ODS4tenemos otra oportunidad para hacer valer el derecho de todos los niños, niñas y jóvenes a recibir una educación primaria y secundaria de calidad, fortaleciendo así las raíces de unas sociedades más justas, un mundo más sostenible y, en definitiva, un futuro mejor. Está en manos de todos y todas. Por eso, os invitamos a sumaros este año a la Semana de Acción Mundial por la Educación, para demostrar juntos a nuestros representantes políticos que esta vez no vamos a dejar pasar esta oportunidad.