22 Mar Día Mundial del Agua
Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al medio ambiente.
El tema de este año propiciado por Naciones Unidas es «No dejar a nadie atrás». Se trata de una adaptación de la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: todo el mundo debe beneficiarse del progreso del desarrollo sostenible. Una de las metas del Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible (ODS 6) consiste en garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos de aquí a 2030. Por definición, eso significa no dejar a nadie atrás.
Hoy en día millones de personas viven todavía sin agua potable –en el hogar, la escuela, el lugar de trabajo, la granja, la fábrica– y luchan por sobrevivir y prosperar. A menudo, se olvidan los grupos marginados: mujeres, niños, refugiados, pueblos indígenas, personas con discapacidad y muchos otros. O bien, se los discrimina cuando intentan conseguir y gestionar el agua potable que necesitan.
Cuando hablamos de “agua potable” nos referimos al “servicio de abastecimiento de agua potable gestionado de manera segura”, es decir, agua a la que se puede acceder en las viviendas, cuando se necesita y que no está contaminada.
En 2010, las Naciones Unidas reconocieron que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.” Por derecho humano al agua se entiende el derecho de toda persona, sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, y comprende el agua para el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica.
Los “motivos de discriminación” para que algunas personas resultan especialmente desfavorecidas en lo que respecta al acceso al agua son:
- el sexo y el género;
- la raza, la etnia, la religión, la condición de nacimiento, la casta, el idioma y la nacionalidad;
- la discapacidad, la edad y el estado de salud;
- la tenencia de bienes, el lugar de residencia, y la situación económica y social.
- Otros factores como la degradación del medio ambiente, el cambio climático, el crecimiento demográfico, los conflictos, los flujos de migración y los desplazamientos forzosos.
Se calcula que el 80% del total de las aguas residuales industriales y urbanas se liberan en el medioambiente sin ningún tratamiento previo. Además, la producción agropecuaria de carácter intensivo necesita fertilizantes y fitosanitarios que contaminan con pesticidas los recursos hídricos disponibles. Esta pérdida de la calidad del agua tiene impactos perjudiciales en la salud humana y los ecosistemas. El cambio climático es otro factor desencadenante de los problemas de acceso al agua en muchas regiones del planeta. El calentamiento global puede acabar con algunas fuentes de suministro de agua esenciales, como los glaciares, mientras que los residentes de algunas zonas costeras observan cómo sus fuentes de suministro de agua subterránea son contaminadas por flujos salobres a medida en que se eleva el nivel del mar. La privatización del agua por parte de las grandes empresas embotelladoras que se apropian de un recurso común para uso privado y minoritario es otro de los retos a los que nos enfrentamos a la hora de garantizar el derecho del acceso al agua. Se trata de un derecho que es objeto de múltiples violaciones en el plano internacional. Con frecuencia, estas vulneraciones están relacionadas con privaciones más amplias y violaciones de otra índole, en particular de los derechos humanos a la vida, la salud, la alimentación, la vivienda, la educación, el trabajo y un medioambiente sano.
Las disputas sobre el control de recursos de agua escasos en regiones áridas o durante los períodos de sequía son fuente de graves episodios de violencia y de destrucción de infraestructuras de sistemas de agua, que se consideran objetivos militares y se usan como herramientas bélicas durante las guerras. Al igual que los desastres naturales, los conflictos por los recursos hídricos originan importantes desplazamientos de población y su asentamiento como refugiados en áreas con recursos insuficientes para cubrir las necesidades básicas de agua. Junto a ello, la escasez y contaminación del agua afecta, según datos de la ONU, a más del 40% de la población mundial más pobre. Y aunque 2.600 millones de personas han tenido acceso a fuentes mejoradas de agua potable desde 1990, 663 millones todavía carecen de esa posibilidad. El consumo de agua actual es 6,5 veces superior al que había a principios del siglo XX y se prevé que este consumo continuará subiendo de manera significativa. Esto provoca que muchos de los principales acuíferos estén siendo sobreexplotados y contaminados: se están agotando los limitados recursos hídricos con mayor rapidez que con la que éstos se pueden reabastecer por sí mismos, lo que compromete la sostenibilidad del agua como recurso renovable. Como consecuencia de ello, cada día, cerca de 1.000 niños mueren al día debido a enfermedades prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento.
Para no dejar a nadie atrás, debemos concentrar nuestros esfuerzos en incluir a las personas que han sido marginadas o ignoradas. Los servicios de abastecimiento de agua deben satisfacer las necesidades de los grupos marginados y sus voces deben ser tenidas en cuenta en los procesos de adopción de decisiones. En los marcos normativos y jurídicos debe reconocerse el derecho de todos al agua, y debe proporcionarse financiación suficiente, de forma equitativa y efectiva, para los que más la necesitan.
El Día Mundial del Agua está coordinado por UN-Water , un mecanismo de colaboración de la ONU para temas relacionados con el agua potable en el que participan gobiernos y otras entidades.
Desde la Coalición Española este año bajo el lema “Defendemos la educación, sostenemos el mundo” se celebrará del 1 al 7 de abril la Semana de Acción Mundial Por la Educación (SAME) destacando el papel fundamental de la educación en la lucha contra la degradación medioambiental y la trasformación hacia un modelo social y medioambientalmente sostenible. Consulta los materiales aquí