El papel de las empresas en el sistema educativo

La educación es el territorio dorado del nuevo mercado, donde todo es consumible, incluido el aprendizaje. Sin embargo, para muchos defensores de la justicia social, incluida la Campaña Mundial por la Educación, la educación es un derecho que abre la puerta a otros derechos humanos y es la clave del desarrollo sostenible. Es por eso que la educación necesita financiamiento estatal y no caridad o filantropía.

Como establece la Incheon Declaration and Framework for Action, existe una brecha de financiamiento externo de 39.000 millones de dólares, ignorando la brecha de financiamiento interno que es mucho mayor. La única forma realista de que los países hagan frente a esta brecha interna es maximizando los ingresos mediante la creación de sistemas tributarios internos progresivos, ampliados, revisados y cerrando las lagunas que permiten la evasión y elusión fiscal del sector privado (Global Campaign for Education, 2016). Al aumentar la proporción y el tamaño del presupuesto destinado a la educación, los países tendrán la posibilidad de ampliar sus sistemas educativos, capacitar a más y mejores maestros, mejorar la calidad de la enseñanza y del aprendizaje y proporcionar los recursos que las familias necesitan para que sus hijos completen con éxito su ciclo educativo.

Los vagones de la solidaridad y la justicia social

Vivimos en época de profunda inequidad, en la que los más ricos aumentan su poder a expensas de los más pobres. No pagar (casi) ningún impuesto en los países donde las grandes corporaciones operan, mientras que esas mismas hacen uso de bienes y servicios públicos, ciertamente no se está pagando una “parte justa” (Gribnau, Jallai, 2017) y, cada vez más, los activistas de la sociedad civil dicen que esto es moralmente reprobable.

La culpa moral se convierte en hipocresía cuando las corporaciones publicitan un mensaje de responsabilidad social; cuando se declaran y se promocionan como alegres defensores de la educación e incluso participan en procesos deliberativos sobre políticas educativas, sin antes cumplir con sus obligaciones de pagar los impuestos necesarios para financiar la educación.

La Global Business Coalition for Education (GBCE) ha creado un foro donde una docena de empresas líderes pueden dar a conocer su compromiso con la educación y participar en una variedad de actividades educativas. Desafortunadamente, esta iniciativa no tiene en cuenta que esas empresas estén pagando o no su parte justa de impuestos. Si lo hicieran, fortalecerían los sistemas públicos y movilizarían al sector privado hacia la mejora del derecho a la educación. 

El compromiso con la presentación de informes sobre los pagos país por país debería ser un requisito para convertirse en miembro de GBCE. Sería un cambio realmente transformador y más en tiempo de pandemia, una época de transición y transformación que puede animar al sector privado a apoyar más al sistema público educativo.


Artículo original: https://www.campaignforeducation.org/en/2020/12/07/how-the-west-was-won-what-corporates-who-care-for-education-should-do/ Por Vernor Muñoz, Responsable de Política, Incidencia y Campañas de la Global Campaign for Education